El proceso emocional

05.08.2024

El proceso emocional se inicia con la percepción de cambios en la situación externa o interna del sujeto (desencadenantes emocionales), que son procesados por:

- Un primer filtro de evaluación afectiva. Éste produce como consecuencia inmediata una reacción que incluye una expresión corporal, una tendencia a la acción y unos cambios fisiológicos.

- Un segundo filtro de evaluación cognitiva, muy influenciado por el aprendizaje y los condicionamientos y que modifica esta reacción afectiva dando como resultado la respuesta observable.

La sede cerebral de las emociones se halla en el sistema límbico o cerebro medio. Esta parte es una de las más primitivas y se sitúa inmediatamente debajo de la corteza cerebral. Comprende centros como:

  • El hipotálamo: regula el hambre, la sed, el placer, el dolor o la ira y, además, regula el sistema nervioso simpático y parasimpático

  • El hipocampo: tiene un papel muy importante en la construcción de la memoria
  • La amígdala cerebral: centro de procesamiento de las emociones

De este cerebro primitivo emergieron los centros emocionales que, millones de años más tarde, dieron lugar al neocórtex (o cerebro pensante).

El hecho de que el cerebro emocional sea muy anterior al racional y que éste sea una derivación de aquél permite entender las relaciones entre el pensamiento y el sentimiento. El neocórtex permite un aumento de la sutileza y la complejidad de la vida emocional, aunque no la gobierna en su totalidad porque el sistema límbico (primitivo) actúa en primer lugar. Esto es lo que confiere a los centros de la emoción un gran poder en el funcionamiento global del cerebro.

Curiosidad de la amígdala

Si una persona tienen en esta zona no reconocen las expresiones faciales de las emociones. En animales experimentales cuando la amígdala se extirpa, éstos se vuelven dóciles e indiferentes a ciertos estímulos y, por el contrario, su estimulación produce agresividad.

El proceso

1. El desencadenante que pone en marcha el proceso emocional es la percepción, a través de los sentidos y/o de la actividad mental, de un cambio en las condiciones estimulares del organismo.

La intensidad de la respuesta emocional depende directamente del grado de realidad que la situación provoque: si no resulta creíble, no habrá respuesta.

Un desencadenante emocional puede ser un recuerdo, un estímulo nuevo inesperado, un estímulo molesto o peligroso, la alegría, una pérdida, etc.

2. El filtro de evaluación afectiva. Regido por el córtex cerebral y en esta fase aparecen normalmente reacciones más relacionadas con secreciones hormonales.

Es el sistema de análisis emocional que detecta y desencadena la respuesta. Este filtro proporciona relevancia e intensidad a las emociones y evalúa la situación en función de características afectivas, es decir, del significado personal.

Esta evaluación se realiza mediante procesos automáticos (lo que permite procesar simultáneamente diversos canales sensoriales) con un bajo nivel de conciencia. Es un filtro rápido e impreciso, y para su funcionamiento se requieren pocos recursos cognitivos.

Este filtro está muy influenciado por la novedad de la situación y está regulado por la amígdala cerebral y el hipotálamo, que deciden rápidamente si el estímulo es amenazador y si la respuesta debe ser de agresividad (ataque) o de miedo (parálisis o huida).

Las reacciones corporales que se producen están regidas por el sistema nervioso autónomo simpático: activación del pulso, aumento de la irrigación sanguínea, taquicardia, sudoración, dilatación pupilar, etc.

3. El filtro de evaluación cognitiva, posterior a la valoración afectiva inicial, se produce una valoración de la situación en función de características cognitivas. Esta evaluación es más precisa y detallada que la anterior, ya que existe un mayor nivel de conciencia, por lo que es más lenta y consume recursos cognitivos.

Algunos aspectos que se tienen en cuenta en esta evaluación son:

Significación: valoración de si la situación es relevante con sus metas y/o necesidades (ley de lo concerniente).

Causalidad del suceso: se determina si se trata de algo que ha ocurrido de forma fortuita o si, por contra, ha ocurrido intencionadamente.

Atribución: la persona atribuye la causa de la emoción a agentes internos o externos.

Normas: ajuste a las normas sociales o culturales, a las expectativas de otras personas o a su autoimagen.

Potencial de afrontamiento enfocado al problema: la persona calibra su habilidad para actuar sobre la situación y solucionarla.

Potencial de afrontamiento enfocado a la emoción: la persona calibra las posibilidades que tiene para ajustarse psicológicamente a la situación y esto implica la modificación de la interpretación de la misma, de sus deseos o de sus propias creencias. 

Conclusión

Como vemos, el proceso cognitivo, estaría muy relacionado con el experimento de elección retardada de Jonh A. Wheeler en términos de física, donde:

el observador modifica lo observado.

Si cambiamos la percepción modificamos el recuerdo emocional

Esta es la principal propuesta del neurocoaching.